Como introducción y primer inciso al tema en cuestión diremos que:
Todas las vivencias que iremos experimentando a lo largo de nuestra vida serán siempre fruto de aquellas elecciones personales y/o resultados de los efectos que hubiéramos elegido experimentar antaño. Aunque no puedan reconocerse como tales elecciones personales por norma general.
No porque ello sea así indiscutiblemente, nosotros reconoceremos que lo habremos elegido vivir desde nuestra parte consciente. Creando a la vez, formas de pensamiento ligadas a dichas vivencias porque les estaremos dotando de identidad. Tendrán un significado exclusivo y personal puesto que somos nosotros quienes les dotamos de sentido según vivamos la experiencia.
Lo que está claro es que lo podamos reconocer o seamos incapaces de identificar lo que estamos considerando, por esa misma razón en la que primaria nuestro inconsciente durante el desarrollo de los hechos vividos será parte fundamental el reconocimiento de la propia responsabilidad para afrontar y resolver con efectividad el conflicto que se nos pueda generar.
Porque lo creamos o no, a partir de esa vivencia nos quedará integrada en nosotros una huella interna que ya no nos abandonará a lo largo de nuestra vida y que será ella la que ordenará y dirigirá las emociones que experimentaremos a partir de entonces. Emociones que ya convertidas en sentimientos (puesto que ya las hemos personalizado) serán desde entonces parte ya de nuestro bagaje de vida y que como tales, nos generarán estados emocionales ligados a ellas cada vez que dichas huellas creadas por nosotros sean activadas.