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LA UNION plena

Supone llegar a la iluminación,

Y así, lograr alcanzar LA REALIZACIÓN

Todo aquello que uno ES...

Pasa por llegar a reconocerse.






lunes, 13 de junio de 2011

SANANDO EL ALMA.-

LAS TRANSFORMACIONES EN LA EVOLUCIÓN:

Proceso de las transformaciones espirituales dentro del  sistema evolutivo existencial humano.

Emprendo un viaje… Soy un espíritu, una esencia, una Ser que como tal, inicia un proceso que ha de durar toda una vida.

Para ese recorrido llevo conmigo “todo lo que SOY” porque es todo lo que necesito: Un cuerpo físico y como equipaje, una maleta, mi alma.

Dentro de ella he ido poniendo todo lo que me define, lo que yo mismo he ido generando desde la base de lo que es mi esencia original. Sin embargo, también llevo conmigo el resultado de mis creaciones, lo que conjuntamente dará forma a mi identidad. Será lo que yo reconozco como mis percepciones singulares y únicas.

A ese nivel, tenemos lo que “yo creo que es” mi creencia acerca de todo lo que existe. También está ahí lo que “yo siento” de todo lo que voy experimentando. Finalmente podemos concluir diciendo que es todo lo que “yo identifico” en referencia a la identidad que “yo soy”.

Hasta aquí de momento no soy una presencia, tan sólo tengo una identidad. 

Ahora veamos detalladamente qué función tiene el alma dentro del proceso que estamos considerando.

El alma es la herramienta de que dispone mi espíritu para que yo pueda ir transformando mi identidad, es lo que me define en todo momento y dónde se irán produciendo los cambios y donde se almacenaran los resultados.

La esencia del alma es de naturaleza espiritual, ya que forma parte de nuestro espíritu, sus procesos se producen, desde y a partir, del ámbito emocional. Por tanto, el alma está íntimamente ligada al cuerpo emocional y a la energía que le configura, las emociones.

Gracias a la transformación final espiritual, se procede a generar cambios dentro de estos elementos que llevamos archivados en el receptáculo del alma. Algunos pueden denominar a ese espacio nuestro interior.

Aunque el verdadero proceso completo incluye la toma de conciencia, nuestra parte capacitada para comprender lo que nos sucede. Más allá del sencillo proceso analógico, deductivo, o dicho de otro modo, el que nos posibilita para razonar y que lo identificamos como la parte que procesa nuestros pensamientos, la mente racional, es otra de las herramientas que a la vez intervienen en todo el proceso. 

Pero al igual que sucede con el alma, sólo son parte del proceso evolutivo de la transformación. La llave es la comprensión a través de nuestra conciencia (desde un estado elevado de consciencia) y le denominamos así, porque reconocemos que en ese instante de lucidez, estamos muy por encima del lugar de donde procede la información que detectamos habitualmente en forma de pensamientos. Es menos denso, estamos fuera del pensamiento lineal y nos situamos en un escalón más elevado, lo que gracias a esa altura y gracias a la visión de conjunto de la cual disfrutamos en ese momento, lo que es a la vez un estado, estamos en ese momento cualificados para poder ver algo más que antes desconocíamos y que nos clarifica, pone luz a una parte donde antes había oscuridad. 

Descubrimos un sentido y un porqué, vemos con claridad, razonamos y gracias a esta ampliación de información acerca de lo que es crucial para nosotros, se nos posibilita el comprender.

Es una comprensión totalitaria que deshace aquello que se formó y cristalizó fruto de una información errónea, resultado del desconocimiento al nivel que fuera, tanto mental, como creencia, o emocional, como una forma de emoción. 

Desde que formamos esa creación en nosotros, nosotros nos convertimos en eso, somos todo lo que nosotros mismos configuramos y nos damos la forma que finalmente tenemos y expresamos.Ese "yo soy" al que hacíamos alusión al principio.

Al obtener una nueva “visión”, un entendimiento ampliado y nuevo, de la situación acerca de la cual estamos centrando nuestra atención, la que estamos observando, es cuando entra en juego la parte más elevada e inmanente de nosotros mismos, la que perdurará, la que no se transformará con el tránsito de la muerte,  cuando finalmente concluyamos con la experiencia de la vida.

Ahí es cuando, a través de la energía de las emociones, gracias a su cualidad y posibilidades se transformará lo que habíamos formado con anterioridad, lo que pertenecía a un plano inferior, más denso, menos luminoso, menos elevado. 

Gracias al proceso de identificación y reconocimiento lúcido es cuando comprendemos, cuando se hace la luz. Y la luz, es a la vez AMOR, porque en los parámetros de la directriz de este mundo, esa es la esencia de formación. 

He aquí, porqué no se logran las transformaciones cuando uno las contempla tan sólo desde el ámbito de lo mental. Uno puede “conocer”, ser muy sabio en cuanto a lo que son todas las cosas, pero carecer de la parte necesaria de la esencia, el amor, la energía del amor que sea precisa para proceder a la transformación.Ya que ésta es la que rige en el mundo del espíritu.

así sucede si se queda relegado solo al plano mental y no se producen los cambios y las transformaciones en los ámbitos más elevados de la conciencia, por ese motivo, uno sigue igual que siempre, a pesar de leer mucho, conocer mucho, seguir a maestros y sus teorías, etc.

Faltará la consumación del proceso, la ALQUIMIA, que se genera siempre gracias al elemento clave: EL AMOR.

Sin la energía del amor no se puede producir cambio alguno, puesto que no hay elevación de conciencia, no hay una verdadera transformación.

El único elemento capaz de obrar ese milagro, es el amor y para que ello se produzca nosotros somos los que deberemos entrar en su sintonía. Vibrar en la misma frecuencia.

La mayoría de las veces se confunde este estado, se cree que por entrar en una “idea” de él, ya se halla uno dentro de él. Nada más alejado de su centro.

Sólo hay una manera y pasa por el alineamiento de nuestro ser con la energía vibracional del amor, no hay otra fórmula. Eso es lo que marca la diferencia y se reconoce, cuando realmente se siente lo que es el amor verdadero, el incondicional.

 Ir experimentando este proceso nos enseña y nos cualifica para ir descubriendo el desarrollo del amor, evolucionar al unísono con él y a través de él. 

Ese es nuestro cometido y nuestra labor como el ser evoluciónate que somos durante nuestro viaje eterno de regreso a la fuente de la que salimos. Ese es el sentido de todo el proceso mientras estemos dentro de las directrices de la energía del amor. 

La conciencia de Dios es infinita como lo es a su vez, la infinitud de energías que contiene. No alcanzaremos la experiencia de otro nivel de conciencia más allá del de este plano, mientras no integremos la esencia de la energía del amor. Para eso estamos aquí y de eso se trata nuestro aprendizaje.

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¡PASALO!

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Todo aquel que desee la verdad y la luz las encontrará por sí mismo.

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Para aprender algo debes dejar de lado la seguridad que te da la propia ignorancia.

Y verá sus efectos...

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A veces podemos verlo con nuestros ojos...

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